
Ninguna fuerza externa puede ser la catalizadora principal
que motive la reforma del sistema dominicano para eliminar la corrupción”.
Así lo dijo ayer el embajador de Estados Unidos en el país,
James Brewster, al participar como orador invitado en el almuerzo mensual de la
Cámara Americana de Comercio (AmchamRD).
Brewster expresó que el país cuenta con el apoyo de Estados
Unidos para continuar fortaleciendo los intereses y los objetivos comunes de
ambas naciones a través de la cooperación con el sector privado y el Gobierno.
“Me interesa escuchar lo que ustedes tienen que decir sobre
ese tema.
Ustedes cuentan con mi apoyo y con el compromiso de la
embajada”, externó el diplomático.
Citó que la corrupción es tan vieja como la gobernabilidad y
sus costos morales ya no son debatibles: “promueve inestabilidad, las protestas
populares y las revoluciones”.
Argumentó que ese flagelo impacta cada sector del gobierno,
deprime el desarrollo, profundiza la pobreza, sofoca la innovación, y
desalienta la inversión extranjera. También puede dañar la reputación de una
nación.
“El lavado de dinero fruto de la corrupción financia el
terrorismo y el crimen transnacional.
El permanecer callado ante esos crímenes es lo mismo que
convertirse en cómplices”, agregó el embajador.
En el caso norteamericano, recordó que existen consecuencias
penales para los empresarios estadounidenses que pagan sobornos, que con
frecuencia son ejecutadas.
Dijo que además del Acta sobre Prácticas Corruptas en el
Extranjero, los Estados Unidos ha creado incentivos para el intercambio
comercial que favorece la reforma anticorrupción.
“Apoyamos organizaciones de la sociedad civil, a los
periodistas, fiscales y a otros líderes gubernamentales que les exigen a los
funcionarios públicos rendición de cuentas”, apuntó.
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