
Leonel argumentó que ha sido coherente en su posición de que
un Presidente no debe modificar la Constitución en provecho propio, y recordó
que en 1998 Balaguer le pidió muchas veces que se reeligiera con el apoyo del
Partido Reformista y él lo desestimó… Pero Danilo le replicó que en aquella
ocasión él, Leonel, no lo hizo porque el PLD no tenía arraigo popular, con sólo
un senador e ínfima representación en la Cámara de Diputados, jamás por
vocación institucionalista. Le recordó todas las veces que le dio su apoyo: en
1994, en el 1996, en el 2004… “…Y ahora se presenta un reclamo nacional para la
repostulación”, y que él no debe rehuir esa responsabilidad y al mismo tiempo
la oportunidad” para sintonizar con las mayorías nacionales.
Le dijo, además, que él —Danilo--, desea asumir la reforma
para implantar el sistema electoral norteamericano: dos períodos y fuera, un
esquema que garantiza relevo del liderazgo. En esas estaban cuando el tema se
fue a votación de parte de los 35 miembros del órgano de dirección del PLD…
Lo que hablaron… ¡en ese orden!
Veintitrés agotaron turnos, la gran mayoría para justificar
la repostulación de Danilo, que aunque se abstuvo de votar, defendió con
vehemencia ese derecho ante sus compañeros contrariando a Leonel que sostuvo
que la Constitución no debe modificarse para reimplantar la reelección
presidencial.
Además de Reinaldo, Leonel y Danilo, se fueron turnando en el
siguiente orden: Ventura Camejo, Franklin Almeyda, Amarante Baret, Eduardo
Selman, Javier García, Bidó Medina, Radhamés Segura, Radhamés Jiménez, José
Tomás Pérez, Carlos Pared, Rafael Alburquerque, Radhamés Camacho, Rubén Bichara,
Simón Lizardo, Lidio Cadet, Gutiérrez Félix, Felucho Jiménez y Míriam Cabral.
Sólo 8 de 35 levantaron la mano con Leonel en rechazo de la
reforma, 23 la favorecieron y 4 se abstuvieron, incluyendo al propio presidente
Medina, al igual que Alejandrina Germán, Alma Fernández y --extrañamente- -,
también el doctor Almeyda, uno de los principales soportes de Leonel a lo
interno del PLD.
La reunión fue tensa desde un principio pero llegó a su
clímax cuando Fernández citó su “desprendimiento al ceder la candidatura
presidencial” a Danilo en 2012 teniendo “facultad constitucional” para
reelegirse, y a esto agregó que jamás ha tenido ambiciones de ninguna
naturaleza citando que en 1986 y 1990 fue “despojado” de candidaturas que ganó
en las bases del partido.
Pero al agotar su turno, Danilo reivindicó su desapego a
liderazgo alguno en el PLD, le recordó a Leonel que él, Danilo, fue quien
proyectó su imagen como candidato desde 1994 y lo arraigó en las bases
peledeístas sin buscar nada a cambio que no fuera el fortalecimiento
institucional y el surgimiento de liderazgos emergentes que le garantizan
vigencia al Partido más allá de la desaparición física del líder fundador Juan
Bosch.
Momentos de mucha tensión
Danilo fue enérgico al plantear su posición… Reiteró que él
no está aferrado al poder pero dijo que al partido no se le puede negar el
derecho que tiene de repostularlo, ni al país la oportunidad de reelegirlo en
el dieciséis; que él no impulsa desde el gobierno una reforma constitucional
pero que tampoco puede impedirla por ambición desmedida de terceros.
Se refirió a las sugerencias que le han hecho amigos y
partidarios --se asegura que el propio Leonel Fernández- -, para que decline su
eventual candidatura en el dieciséis “para retornar seguro en el veinte”, y
señaló que en política “las coyunturas no se aplazan” como tampoco son eternas
las simpatías populares.
En ningún momento el Presidente dejó entrever siquiera que
está dispuesto a ceder la candidatura presidencial a ninguno de los
precandidatos de su partido, aunque reiteró que el relevo generacional debe ser
norma en la organización fundada por Bosch en 1973, hace 42 años.
No se refirió a Leonel-- pero tampoco tenía que hacerlo- -,
al señalar que los liderazgos eternos o mesiánicos han sido superados en el
Partido de la Liberación Dominicana, un concepto que previamente había sido
planteado por el arquitecto Eduardo Selman que habló de la necesidad de que el
PLD abra espacio a las nuevas generaciones.
Un Leonel Fernández “quejumbroso”
Leonel agotó la mayor parte de su turno para recontar su
historia en el PLD… Recordó que en 1986 se propuso su nombre como candidato a
diputado por el Distrito Nacional y sin importar haber sido el segundo más
votado en las bases del partido, se le “despojó” de esa candidatura para ser
relevado por disposición del líder sin que nadie jamás le diera explicaciones.
Luego, en el año 1990, resultó el más votado cuando su nombre
se presentó otra vez como aspirante a la primera diputación, y también fue
“despojado” de la posición electiva. Fue entonces cuando el propio Bosch le
prometió que él, Leonel, “iba a la Cancillería” cuando ganaran las elecciones.
Pero jamás le especificó el cargo.
En ambas ocasiones --y eso no lo dijo Leonel en su exposición
del domingo--, quien lo relevó como candidato a primer diputado por el Distrito
Nacional fue el doctor José Andrés Blanco Fernández, sacado del “banco de
cerebros” que tenía el profesor Bosch bajo buen resguardo en el PLD. Las malas
lenguas siempre han dicho que en ese caso Bosch actuó bajo la influencia de
Euclides Gutiérrez Félix.
Fue justo en ese escenario cuando el expresidente Fernández
habló de su “desprendimiento” en las elecciones de 2012 sosteniendo su
argumento de siempre: la Constitución de 2010 no le impedía presentar
candidatura pero declinó para darle paso a Danilo aún consciente de que a lo
interno del partido no tendría mayores obstáculos.
Leonel provocó ronchas al señalar como “una cuestión de
principios” su teoría de que un Presidente en ejercicio no debe motorizar una
reforma constitucional en provecho propio, aunque reiteró que en cualquier caso
acataría la decisión mayoritaria de sus compañeros de partido porque es un
dirigente disciplinado que ha actuado siempre con apego a esa norma
democrática.
Danilo y Leonel ni siquiera se despidieron cuando la reunión terminó
luego de la votación que ratificó la mayoría apabullante del actual Presidente,
a la que se sumaron los otros cuatro precandidatos presidenciales: Reinaldo,
Francisco Javier, Temo, Radhamés…
Por César Medina
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