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EL AUTOR es sociólogo y comunicador. Reside en Santo Domingo.

Las manifestaciones de apoyo y los actos de desagravio convocados a favor de Leonel Fernández por la dirigencia peledeísta,  legisladores, alcaldes oficialistas y periodistas pagados son una salida astuta pero transitoria a la falta de respuesta judicial la única y última instancia donde, tarde o temprano, serán ventilados los cargos múltiples de corrupción, abuso de poder, complicidad con el lavado y otros que pesan sobre él.

El apoyo político y público partidario no prueba la inocencia del señor Fernández, por el contrario hace pensar que acude al ruedo y al ruido político porque no tiene como desmentir los cargos.

La estrategia del señor Fernández o una parte de ella, puede mantenerse en pie hasta que él tenga que comparecer ante un juzgado en su país o en el extranjero, que es lo que trata de evitar.

En cuanto a su respuesta que atribuye las denuncias en su contra a la popularidad de que disfruta y a la inevitabilidad de una victoria electoral en el 2016, es un argumento banal, desesperado e inútil que no se lo cree ni siquiera él mismo pero que puede serle útil entre los que ha comprado y los que ha dormido.

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